Marie Montcourt
Durante los años 1950, Paul Hervé, presidente del tribunal superior de Vannes (Bretaña Francesa) se tomaba cada año quince días de vacaciones en Semana Santa y un mes en el verano.
Su destino favorito: Portugal y España.
Su esposa Isabelle y sus cuatro hijos ayudaban a cargar el Ford Vedette con maletas, baúl y una gran tienda familiar hecha a medida para ellos, y se lanzaban a las carreteras en busca del sol, hasta nuestra península.
La hija mayor, Brigitte, recuerda con felicidad estos momentos en los que su padre, más relajado que de costumbre, también tenía un trato más cercano con su familia, contrastando con la educación excesivamente estricta propiciada el resto del año.
Así fue cómo en abril del 1956, la familia Hervé, huyendo del mal tiempo en la Costa Brava y después de pasar un día por Barcelona, llegó a la pequeña ciudad de Castelldefels. Se acercaron a la playa y decidieron poner su tienda entre las dunas y el bosque:
- Depuis midi nous voici campés sur une dune boisée au bord de la mer, qui forme avec le vent un bruit de fond [Después del mediodía hemos acampado en una duna boscosa al borde del mar, que causa un ruido de fondo con el viento.]
Eso es lo que Paul escribe a su tía, Madeleine Masse, en una de las numerosas postales que manda a su familia, con intención de dar noticias, por supuesto, pero también para recuperar estas postales selladas a su vuelta de viaje, para completar su gran colección de sellos y postales.
Una muestra de las postales enviadas son estas tres imágenes de la ciudad que vemos aquí abajo, cuyos originales en blanco y negro hemos coloreado. Como se comprueba, el Castelldefels que la familia Hervé se encontró hace ya casi setenta años es muy diferente del actual.
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